Monday, June 6, 2016

“El litio constituye la mejor apuesta para dejar de depender de los hidrocarburos”



Es el mayor experto en litio que tiene Bolivia. Economista de profesión, con Maestría en Economía Agrícola y Aplicada de la Universidad de Minnesota (EEUU) y estudios de Doctorado en Economía en la New School for Social Research, durante su vida profesional ha sido consultor de la Asociación Ayni en Leipzig, Alemania, para elaborar un folleto titulado “Explotación de litio en Bolivia: Depredación o manejo justo del recurso”.

Juan Carlos Zuleta Calderón fue también consultor de Global X, una renombrada empresa bursátil que opera en el New York Stock Exchange (Wall Street), para la producción de contenido original sobre litio de apoyo al lanzamiento y mantenimiento del primer Fondo Negociable en Bolsa (Exchange Traded Fund – ETF, en inglés) de litio en el New York Stock Exchange de Nueva York, Estados Unidos y consultor del Grupo de Inversiones Español Energía y Litio en La Paz, Bolivia, para elaborar una propuesta de industrialización del litio en Bolivia.

Posee una larga trayectoria como analista de la economía del litio que se remonta a principios de los años 90 del siglo pasado. Desde entonces, ha publicado numerosos artículos especializados sobre el tema en reconocidos sitios web de Estados Unidos y el Reino Unido, así como en diferentes periódicos y revistas de Bolivia.

CAPITALES le hizo la siguiente entrevistó sobre el litio y otra acerca de la economía en general, que publicaremos el próximo martes.

CAPITALES (C). Se dice que Bolivia, junto con Argentina y Chile, concentran el 60 por ciento de las reservas mundiales de litio. De cara a la industrialización de este mineral, ¿estamos mejor o peor perfilados que esos dos países vecinos?

Juan Carlos Zuleta (JCZ). Se debe aclarar antes que nada que, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (SGEU), probablemente la fuente de información más confiable en esta materia, Bolivia no posee reservas sino solamente recursos identificados de litio, donde las primeras se refieren a minerales que podrían ser extraídos económicamente o producidos en el momento de su determinación y los segundos reflejan minerales cuya ubicación, concentración, calidad y cantidad son conocidos o estimados a partir de evidencias geológicas específicas.
En este contexto, de acuerdo con los datos del SGEU correspondientes a 2015, los tres citados países concentrarían un 56.11% de los recursos identificados de litio en el mundo.

Ahora bien, no se puede decir que Bolivia se encuentre mejor perfilada que estos dos países vecinos en cuanto se refiere a la industrialización del metal más liviano del mundo debido a que lo único que se ha logrado hasta la fecha es la adquisición (llave en mano) y puesta en marcha de un laboratorio de capacitación con tecnología (china) no necesariamente de punta dirigido a un personal seleccionado no precisamente con base en méritos para el ensamblaje de pequeñas baterías de iones litio con todos los insumos importados, incluido el carbonato de litio utilizado como precursor, mientras que tanto Chile como Argentina han iniciado trabajos de investigación posiblemente más serios, bajo el auspicio de prestigiosas entidades académicas, con recursos humanos calificados y tecnología propia que podrían sentar las bases de verdaderos procesos de generación de valor agregado y/o industrialización del litio en los siguientes años.

C. ¿Cómo califica el manejo de esta proyección en Bolivia? Hasta donde se sabe, hay un proyecto de planta industrial de sales de potasio y otro de planta de carbonato de litio para obtener cloruro de potasio y cátodos de litio. ¿Para qué serviría esta producción?
JCZ. En años recientes, se han implementado dos plantas piloto de procesamiento en el Salar de Uyuni, una para cloruro de potasio y otra para carbonato de litio, con “tecnología boliviana” no certificada y menos patentada, cuya operación no ha alcanzado las capacidades de producción previstas (de 700 toneladas/mes y 40 toneladas/mes, respectivamente), ni ha sido sometida a evaluación independiente alguna que permita visualizar de manera objetiva sus características y potencialidades.
El año pasado se ha adjudicado a la cuestionada firma china CAMC la construcción de una planta industrial de cloruro de potasio (con capacidad para producir hasta 700 mil toneladas del compuesto por año) por un monto de $us 178 millones y se ha encargado a la firma alemana K-UTEC (por un monto de cerca de $us 5 millones) el estudio de ingeniería a diseño final de la planta industrial de carbonato de litio (con capacidad para producir 30.000 toneladas del compuesto al año), cuya conclusión estaría programada para el venidero mes de junio de este año. A la fecha, se conoce que el proyecto de construcción de la primera planta se encuentra demorado y no se tiene certeza de que el plazo acordado (10 meses a partir de agosto de 2015) con la empresa alemana será suficiente para realizar el proceso de escalamiento de la fase piloto a la fase industrial del carbonato de litio o si la empresa alemana solicitará tiempo adicional para terminar el trabajo de definición del proceso óptimo de obtención de carbonato de litio no asignado, pero crucial para el desarrollo de su consultoría.
Adicionalmente, se conoce que el Gobierno suscribió un contrato con la empresa francesa ECM Green Tech para la instalación de una planta de materiales catódicos en La Palca, Potosí, que dista mucho (tecnológicamente) de un contrato de similares características firmado en julio de 2012 con la empresa coreana Posco que nunca llegó a concretarse por divergencias con la compañía asiática con relación al pago de la patente descubierta con muestras de salmueras del Salar de Uyuni entregadas por Bolivia a título gratuito.
En suma, se tiene al frente un panorama muy complejo y de imprevisibles resultados que contrasta de manera contundente con la propaganda gubernamental respecto de estos dos proyectos de importancia estratégica para el país.

C. ¿Cuál es el beneficio para el país de industrializar el litio? ¿Cómo ve usted al mercado? ¿Es el litio la mejor apuesta que puede hacer Bolivia para no depender de los hidrocarburos?
JCZ. Como he manifestado en muchos artículos publicados desde 2008, el litio se proyecta como el factor clave de un nuevo paradigma tecno-económico en el mundo. En consecuencia, los beneficios para el país de su industrialización podrían ser inconmensurables. No obstante, para hablar de una estrategia de transformación de materias primas en bienes intermedios y finales, urge primero consolidar la extracción de las materias primas (carbonato de litio e hidróxido de litio) que darían paso a este proceso en Bolivia. En esto, tanto Chile como Argentina nos llevan la delantera pues ya producen compuestos de litio desde hace varias décadas.
El mercado del litio se encuentra en el mejor momento de su historia. Esto se debe principalmente al despegue de la fuente de demanda más promisoria: baterías de iones de litio para vehículos eléctricos, que habrían conducido a una más que triplicación de los precios de carbonato de litio entre octubre de 2015 y mayo de 2016 (de $us 6.500/tonelada a $us 23.000/tonelada). En un reciente artículo he demostrado que hasta 2024 los vehículos eléctricos podrían generar una nueva crisis del petróleo al reducir la demanda del mismo en más de 2 millones de barriles diarios, una cantidad equivalente a la producción del combustible fósil de Venezuela o Kuwait en 2009 o al aumento de producción de EEUU a partir de 2012 que habría propiciado la caída de los precios internacionales desde julio de 2014. Por tanto, resulta claro que el litio constituye la mejor apuesta del país para dejar de depender de los hidrocarburos e iniciar un proceso amplio de diversificación de la economía nacional.

C. Los entendidos parecen coincidir en que Bolivia presenta un problema: la mezcla del litio con el magnesio, lo cual implicaría un alto costo de separación de ambos metales en el Salar de Uyuni. ¿Qué opinión le merece este tema?
JCZ. En 2011, he sido el primero en anotar que el alto contenido de magnesio en las salmueras bolivianas muy bien podría ser una ventaja antes que un obstáculo insuperable para la explotación del litio del Salar de Uyuni. Esto debido a que todo parece indicar que el magnesio se perfila en los años que vienen como un sustituto del acero para diversos usos industriales e incluso del propio litio en diferentes sistemas avanzados de almacenamiento energético (baterías).
Sin embargo, como he señalado también, la viabilidad del Salar dependerá de la aplicación del “Enfoque de la Triple i”, es decir de una perspectiva integral, intersectorial e interdisciplinaria en los procesos de extracción, procesamiento e industrialización del litio y los demás recursos evaporíticos existentes en el lago de sal más extenso y alto del planeta.

C. ¿Es un error llamar “metal” al litio?
JCZ. Hay una enorme confusión en torno a si el litio es un metal en razón a la forma en que se comercializa. En efecto, si bien el litio se vende como carbonato de litio, un compuesto no metálico, en el mercado internacional, esto no quiere decir que el litio haya dejado de ser el “metal” más liviano de la tierra.

C. Una corriente de opinión recomienda a Sudamérica concentrarse en la producción de baterías, para dar valor agregado al litio. ¿Usted está de acuerdo con esto? ¿Qué le conviene más a Bolivia?
JCZ. Considero que Sudamérica debe avanzar en forma gradual hacia la producción de baterías, y eventualmente hacia la producción de vehículos eléctricos, a través de un proceso de aprendizaje y desarrollo de nuevas tecnologías, mucho más allá de la retórica y expectativas infladas y con base en el establecimiento de una alianza estratégica entre empresas (nacionales e internacionales), universidades y gobiernos de los tres países poseedores de más de la mitad del litio del mundo.

"Se tiene al frente un panorama muy complejo y de imprevisibles resultados que contrasta de manera contundente con la propaganda gubernamental respecto de estos dos proyectos de importancia estratégica para el país".

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