Monday, May 23, 2016

Monte Sal, sal rosada de roca de exclusividad boliviana


¿Comenzar por la creación del mercado, antes de pensar en la producción y el modelo de negocios, puede ser una buena vía hacia el éxito de una empresa? "Lo que yo hice es empezar con la imagen y después adapté la producción, adapté todo una vez que tenía mercado. Se dan casos de proyectos que inician con fuertes inversiones, y al corto plazo la capacidad instalada de planta es muy reducida lo cual descapitaliza el negocio”, responde la emprendedora Cecilia Luna Pizarro, gerente general de MonteNat SRL.

"La estrategia que tenemos es de diferenciación e invertir en diferenciar un producto es más costoso y demora más tiempo en posicionarse. Estamos catalogados como microempresa, pero hemos trabajado bastante en el desarrollo de marca e imagen de producto y eso nos proyecta como medianos hacia afuera; queremos diferenciarnos en nuestra propuesta de mercado local, exportar productos terminados y todo eso implica una fuerte inversión, tanta que desde 2010 hasta el año pasado invertimos 250 mil dólares”, explica Luna Pizarro.

Hubo años con finanzas negativas "por supuesto”, dice ella. Una estrategia de diferenciación suele salir costosa y encontrar el punto de equilibrio, para MonteNat SRL, fue un reto que recién logró este año. "Había que invertir mucho en calidad, y en nuestro proceso de elaboración para ofrecer productos de calidad con enfoque hacia la exportación, todo debe ser bajo normas de calidad”, comenta la empresaria.
Nace la marca Monte Sal

En 2010, esta profesional en comercio exterior, tras haber trabajado por algunos años en agencias despachantes de aduana y en la Aduana Nacional, decidió independizarse con un negocio dedicado a desarrollar productos naturales. La emprendedora afirma: "Cuando trabajaba en una agencia despachante de aduana manejaba estadísticas de productos, siempre hacía análisis de los que emergían en Bolivia con miras a la exportación. Y uno de los que me llamó la atención fue la sal rosada”.

Bolivia es uno de los dos lugares en el mundo donde existe este recurso mineral. Hasta donde se sabe, las reservas sólo se encuentran en el Himalaya (Asia) y en nuestro país, en específico, en la provincia Entre Ríos del departamento de Tarija.

Hace algunos años, los japoneses, que ya sabían de las bondades de esta sal -descubrieron la existencia de las reservas bolivianas que en ese entonces eran utilizadas por los comunarios para alimentar a su ganado-, la sometieron a estudios en su país y tras comprobar su calidad comenzaron a comprarla de las concesiones bolivianas y a exportarla. "Se dio un boom primero y después bajó hartísimo por múltiples intereses”.

En ese momento Luna Pizarro dejó su trabajo en la Aduana y decidió empezar un emprendimiento dedicado a varios productos naturales. Al inicio participó en varias ferias, tanto en territorio boliviano como extranjero. "Tuve la oportunidad de ir a Chile, a una feria de productos naturales. Fui con varios productos, no sólo con sal, pero la sal rosada fue el producto que llamó más la atención”, recuerda.

Eso la incentivó a enfocarse en el producto del cual ahora es la principal empresaria en el mercado nacional. Se informó cuanto pudo acerca de la sal rosada, sus bondades, sus usos, su extracción y su mercado. Así nació Monte Sal, el producto número uno de esta empresa.

La presencia en el mercado

Con la imagen de marca ya diseñada para su producto, la empresaria contactó con empresas que operaban las concesiones en Bolivia e hizo negocios con mercados del exterior para exportar. No quería hacerlo como se lo había hecho hasta entonces: en roca y sin ofrecer productos acabados con valor agregado.

En 2011 Monte Sal obtuvo su primer registro sanitario como fraccionadora y envasadora y hace más de un año está registrada como procesadora. "Hasta el momento, la inversión ha sido dirigida más a la calidad y al posicionamiento de la marca, porque cuando te dedicas a un producto nuevo y poco conocido, hay que informar las bondades y beneficios además, los diferentes usos, por lo cual además nos apoyamos en profesionales en minería, nutrición, medicina y laboratorios; eso nos ha llevado casi año y medio”, cuenta Cecilia.

Al proceso se sumó luego su socio, Wauthier de Bousies, de nacionalidad belga, quien la apoya sobre todo en la participación en proyectos sociales de la empresa. Monte Sal no sólo es sal para consumo en alimentos, sino también sal para baños terapéuticos (el principal uso que le dan los asiáticos), además de lámparas ionizantes con diseño exclusivo y artesanal.

Una de las plataformas en las cuales la compañía muestra sus productos es el Café Boutique Monte Sal (avenida Muñoz Reyes, entre calles 26 y 27 de Cota Cota). Allí, a partir de las 15:00 de lunes a viernes, en un espacio tranquilo donde la decoración destaca la luz rosa de las lámparas de sal, se ofrece un menú que incluye sal rosada en diferentes presentaciones. Asimismo, la página de internet www.montesal.com brinda mucha información sobre el producto, sus orígenes y sus beneficios.

En el exterior, cada kilo de sal rosada boliviana puede costar hasta 15 dólares, los productos terminados tienen un precio que resulta bastante competitivo en comparación a la sal del Himalaya. "Además, hay quienes dicen que la sal rosada del Himalaya no tiene las mismas características de antes pues sus reservas ya están en decrecimiento; en cambio, nosotros quizás apenas hayamos extraído el 5% de lo que tenemos”, destaca Luna Pizarro.

"Mi óptica fue empezar por el mercado; a veces cuando ven los productos piensan que la empresa es grande, por nuestra plataforma de imagen, por la página web y otros aspectos, pero en realidad somos una microempresa comprometida con brindar productos alternativos saludables, y me siento contenta porque cada día la gente valora más nuestro producto. Queremos que en el futuro la gente diga ‘la sal rosada es Monte Sal’”, alega animada la empresaria.

Hace poco, en el enfoque de la empresa encajó una nueva línea de productos: Monte Panela, chancaca en diferentes presentaciones. "Nos dedicamos a los productos con el menor procesamiento posible, acorde a la tendencia que crece en el mundo, de comer lo más natural posible para cuidar la salud”, afirma la joven empresaria.

Sal menos dañina que la refinada

La sal rosada de roca se extrae de rocas seleccionadas y extraídas de la cordillera de los Andes bolivianos, donde se originó debido a evaporaciones de antiguas lagunas y los efectos de la lenta meteorización, que grabaron en las rocas los minerales solubles de la corteza terrestre. Estas concentraciones de sal rosada de roca sólo se encuentran en los Andes y el Himalaya.

Su color rosa prueba su gran contenido de hierro y también identifica su procedencia: las profundas capas alimentadas por las infiltraciones minerales de la corteza terrestre, se explica en la web www.montesal.com.
Tiene un 85% de sodio, a diferencia del 99% existente en la sal que consumimos a diario en el país, además de una mayor carga de minerales, entre ellos magnesio, calcio, potasio y yodo natural, no adicionado.

El procesamiento que se hace en Monte Sal consiste en la limpieza, la molienda, la granulometría, la clasificación y el envasado en recipientes óptimos para el consumo en casa. No pasa por procesos de cocción ni refinamiento, es aislada de aditivos, disolventes y otros agregados, con lo que se garantiza su estado natural.

"Es una sal más sana y menos nociva porque no pasa por refinación y porque tiene más minerales; es tan buena como la sal de mar puesto que de la misma manera conserva todos sus beneficios naturales”, explica la gerente general de la empresa Monte Sal, Cecilia Luna.

Queda claro que no es una sal light, pero por su estado natural posee un sabor acentuado, con lo cual es posible utilizarla en menor cantidad que la sal refinada común. Por otro lado, a diferencia de la sal light no contiene gran presencia de potasio, lo cual también puede causar daño a la salud.

Monte Sal es un producto "no refinado”, cuida y mantiene los órganos y el sistema nervioso en un óptimo estado de salud, se lee en su web.

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