Saturday, April 2, 2016

Enorme yacimiento de litio en Bolivia tardará para llegar a su fase industrial

Algunas publicaciones, a las que se suman declaraciones de ejecutivos del proyecto y además apreciaciones de especialistas muestran contradicciones que ponen en duda la rentabilidad futura de la explotación del mineral no metálico que yace en los salares de Bolivia, considerándose una de las reservas más grandes del mundo, esto último de manera irrefutable y lo más cierto del emprendimiento.

Pero, cuando se menciona datos sobre su futura rentabilidad y nivel de producción hay una abierta controversia creada por múltiples circunstancias las principales no coincidentes y otros que parecen no responder a fuentes oficiales o que en ese nivel surgen del entusiasmo de querer mostrar algo que podría darse en periodos mucho más amplios de los esperados.

Un analista de la economía del litio, Juan Carlos Zuleta, recupera un reportaje de América Economía en la que se reproduce la declaración del ejecutivo de la Gerencia Nacional de Recursos Evaporíticos (GNRE) cuando asevera que "Bolivia comenzará a producir alrededor de 50.000 toneladas de carbonato de litio a escala industrial y de grado batería desde el último trimestre del 2018". Aclara el autor que tal apreciación puede ser una especie de respuesta a la empresa Rockwood Litio Ltda., subsidiaria de Albermale en Chile (la mayor productora de litio del planeta) y que acordó con ese gobierno una importante expansión de capacidad del salar de Atacama, que le permitirá incrementar su producción de 24.000 toneladas/año a 70.000 toneladas/año de carbonato de litio en los próximos cuatro años. Chile aseguraría el volumen de su producción, contando además con cierta ventaja en los procesos de recuperación del litio.

En cambio otra información de febrero de este año, señala caramente que "el proyecto boliviano de industrialización del litio tiene un retraso de al menos cuatro años". Reconocimiento claro de que estamos atrasados frente a la competencia, aunque claro, no podía ser de otra manera, se asegura que "estamos avanzando paso a paso confiando en que la demanda por el insumo, seguirá siendo impulsada por el desarrollo tecnológico". Para algunos entendidos, una posición que entraña ciertos riesgos, sabiendo que la dinámica tecnológica está avanzando para reemplazar muchos insumos entre estos algunos provenientes del litio.

En un enfoque la cuestión de tiempo no es lo más preocupante, la demanda del litio será más importante en la medida que sean creadas más industrias que requieren de insumos especiales para su funcionamiento. Se estima que para el 2020 el mercado para el litio boliviano en sus diversas formas de productos terminados estará abierto con muchas posibilidades de alta rentabilidad.

En la otra visión, si bien se reconoce que no faltará demanda, lo que no debe descuidarse es que también habrá amplia competencia entre los países productores, tales como Chile y Argentina, entre los vecinos, pero también en el otro extremo del mundo, como Australia o Canadá, lo que significará la responsabilidad de imponer productos de calidad, para ganar más mercado y eso significa contar con alta tecnología productiva.

De momento el precio para el denominado también como "oro blanco", el litio, es de amplia expectativa y ha estado en niveles muy convenientes, según los datos de los productores competidores, Chile y Argentina, pero no se pueden garantizar las mismas condiciones de aquí a tres o cuatro años más.

El proyecto data en alguna de sus fases importantes del año 2010 cuando se anuncia la intención de explotar los recursos evaporíticos del salar de Uyuni por cuenta directa para que a partir del 2014 se puedan producir unas 30 mil toneladas de carbonato del elemento no metálico especial para la elaboración de cátodos de baterías.

El tiempo ha pasado del plazo tentativo, y en la actualidad la producción en las "plantas pilotos" de carbonato de litio y baterías, aun es reducida, por lo mismo no se puede asegurar su masiva comercialización. Se espera la puesta en marcha de otra planta, la productora de materiales catódicos que podría estar en plena actividad el año venidero (2017), en tanto que la planta industrial de carbonato de litio estaría en condiciones productivas industriales recién a fines del 2018 con una oferta de 1.500 toneladas de insumo en grado batería.

Con esos datos se entiende que está reconocida la demora en más de tres años, es evidente que hay continuidad en el desarrollo de los proyectos en varias plantas, pero aún no se garantiza la producción industrial que se anticipaba para el 2014. La esperanza, en criterio de ejecutivos de la GNRE, es que "la demanda mundial del mineral para acumuladores de energía de ión litio subirá de forma segura impulsada por el creciente requerimiento de dispositivos móviles y el desarrollo de la tecnología que tendrá miles de vehículos híbridos que requerirán los insumos fabricados con litio".

La esperanza es lo último que se pierde y en este caso, es el factor que permite avanzar -lentamente - hacia objetivos que en su momento serán parte determinante del proceso productivo y de sostenimiento de la economía nacional.

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