Friday, September 11, 2015

El oro del siglo XXI en los salares sudamericanos

La tierra de Evo Morales invierte millones en el Salar de Uyuni; Argentina, Chile y Perú también tienen sus propios salares y sus respectivas promesas. De allí se obtiene un material imprescindible para fabricar las baterías que entregan energía a dispositivos tecnológicos como smartphones y computadoras portátiles.

En la región, Bolivia aparece como el abanderado en la industrialización del litio, un material imprescindible para fabricar las baterías que entregan energía a dispositivos tecnológicos como smartphones y computadoras portátiles.

El litio es el elemento sólido más ligero de la tabla periódica y, por su empleo en diversas áreas y sectores, ha recibido el mote de “oro blanco del siglo XXI”. Se utiliza en aires acondicionados, en la producción de vidrio, en lubricantes, e incluso para tratamientos psiquiátricos (sobre este último ítem, los curiosos pueden acceder a más detalles en este enlace); aunque su aplicación más divulgada exhibe vínculos sólidos con la industria tecnológica.

En rigor, el litio es el componente cardinal en las baterías (de ion litio), aquellas que entregan energía a los dispositivos tecnológicos portátiles. Hablamos de los onmipresentes smartphones, tablets y notebooks, entre otros equipos, listado al que se agregan los automóviles eléctricos e híbridos.Naturalmente, este oro new age era no crece como yuyo, tampoco cae del cielo y es, en tanto, un recurso anhelado.

Existen dos fuentes principales para su extracción: está presente en minerales como el espodumeno, requiriendo en este caso trabajos de minería; y también aparece en las costras de los salares, extracción que supone menores costos en relación al primer método reseñado.

Es así que Sudamérica aparece en la mira de la industria: de hecho, los salares más grandes del mundo echan anclas en la altiplanicie sudamericana de la puna, la cual se reparte en el noreste de Chile, el noroeste argentino y el suroeste de Bolivia.

El impulso de Uyuni
Con una inversión de 3.7 millones de dólares, en febrero de 2014 se inauguró en Bolivia la primera planta piloto en el Salar de Uyuni, la explanada salina más grande del mundo (que se estira en 10 mil kilómetros cuadrados), destinada al ensamble de baterías de ion litio para celulares, computadoras portátiles y cámaras fotográficas, además de bicicletas y automóviles eléctricos. La promesa: producir a diario unas mil baterías pequeñas (para celulares) y unas cuarenta mayores (para vehículos).

En el acto de apertura, el presidente de aquel país, Evo Morales, afirmó que Bolivia cuenta con la mayor reserva de litio del mundo, dando cuenta de los ambiciosos planes consistentes en entregar valor agregado a los recursos naturales. “Si tenemos la reserva más grande de litio en Bolivia, ¿por qué no tener la industria más grande de litio en Bolivia? Ésa debe ser nuestra meta y está en nuestras manos”, dijo. Por entonces, el mandatario analizó la generación de alianzas con diversos países y empresas a fin de extender el alcance de esta tarea productiva.

Ahora, según informó la publicación boliviana Los tiempos, el gobierno de aquel país contrató a una firma alemana, K-utec AG Salt Technologies, especialista en la producción de sales minerales, para diseñar una planta industrial de producción de litio. El plan deberá ser entregado en el lapso de 10 meses. Anteriormente, el país que preside Morales había contratado a una empresa china para la instalación en el Salar de Uyuni de una planta productora de sales de potasio. Se estima que la inversión total alcanzará los 925 millones hasta el año 2019.

La mencionada publicación señala que la exploración de 400 kilómetros -de los 10 mil km2 totales- “garantizará cien años de explotación de litio”. En este sentido, el diario cubano Granma dice que la industrialización del litio forma parte de una agenda que busca “eliminar la extrema pobreza en el país antes del 2025”.Sin embargo, no todos son aplausos. Esta nota editorial del medio Correo del Sur da cuenta de un desbalance entre las inversiones y los resultados obtenidos. A fin de cuentas, las respuestas (el éxito o el fracaso de estos proyectos) estarán dadas por la experiencia.

La promesa sudamericana
Uyuni es el mayor salar continuo del mundo. Se ubica a más de 3500 metros sobre el nivel del mar y es, a la vista, un gran desierto salado, más blanco que las nubes; el resultado de la evaporación de antiguos mares. La superficie se compone de once capas de sal y su espesor va de los 2 a los 10 metros. Según se indica, todo el salar contaría con 100 millones de toneladas de litio, convirtiendo a Bolivia en el dueño del 40 por ciento de las reservas de este mineral a nivel mundial. También cuenta con potasio, boro y magnesio en importantes volúmenes.

Como se ha dicho, la Argentina, Chile y Perú también cuentan con salares en sus respectivos territorios. En tanto, la promesa no estaría en manos únicamente de Bolivia. En diálogo con Ariel Torres, editor de Vida Digital en diario La Nación, el físico cosmólogo Daniel Barraco aseguró que la Argentina tiene la tercera reserva natural de litio a nivel mundial, fácilmente extraíble y dio cuenta de los planes de expansión de esta actividad.

“Hasta este año, 17.500 toneladas que se sacan del Salar Del Hombre Muerto, en Catamarca, pero ahora va empezar a extraerse del proyecto Orocobre, en Jujuy, otros 17.500 toneladas, y 3000 toneladas también en Jujuy, del proyecto de EXAR”, señaló.

Consultado en torno a qué se necesita para expandir aún más esta industria, Barraco advirtió que “falta pasar a la escala de planta piloto para luego pasar a la escala de planta industrial” y que, a diferencia del caso boliviano, la inversión no ha dicho presente. Según el especialista, se precisa mucho dinero “y por ende inversionistas con visión de futuro y la camiseta del país”.

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